Ruinas de Cristal

Describir aquí vuestra llegada al templo de Cristal.

Movido: Llegada de Mynn de Lyra a las Ruinas de Cristal

Mynn avanzó hacia la armadura, la cual parecía vibrar impaciente de ese contacto, mas cuando la fue a tocar, salió volando.

Como una estrella fugaz, surcó el cielo, dejando tras de sí una estela luminiscente de color rojizo. La hermosa melodía se alejó con ella, resonando como un eco en todos los rincones del bosque.

- Ahron-le'h - Sígueme -

No lo dudó. Echó a correr y no miró atrás. Su anterior vida había muerto y nunca regresaría... Sólo se permitió una última lágrima en recuerdo de su familia perdida, que se cristalizó y desintegró mientras corría hacia donde se oía la melodía.

A la armadura la perdió de vista en poco rato, pero al sonido no. Regresaba a él, como una mariposa que aleteara a su alrededor. Resonaba y se alejaba, para a continuación volver a su lado.

El flato le atenazaba el costado, pero esa voz le ayudaba a seguir. Agarrándose con fuerza las costillas, sólo hizo una pequeña pausa para vomitar del terrible esfuerzo al que estaba sometiendo su cuerpo.

De repente un resplandor plateado se alzó en el horizonte. La canción se hizo tan fuerte como un coro solemne y resonó entre las montañas.
Avanzó despacio, reverenciando cada pisada, cada respiración, cada sensación que sentía en esos momentos.

Después, tras girar una curva de la montaña, se encontró con unas columnas de cristal que flanqueaban un paso, pero no se veía más allá de esos pilares magnícamente tallados y coronados por una nieve perpétua.

Los cruzó y se encontró en un brillante valle. Nunca se hubiera imaginado un lugar más hermoso. Era como si un sueño hubiese tomado forma, pues todo era harmonioso, todo estaba en su lugar, todo brillaba...

Su respiración se le aceleró. Allí estaba. En un altar de cristal, rodeada de columnas de hielo, el arpa roja.
Sus cuerdas se movían solas, brillando como una telaraña bañada en rocío y las notas que arranacaba producían la maravillosa canción que no había dejado de acompañarle en su ascenso. Mynn no pudo aguantar tan excelsa energía y se arrodilló.

-Imm adeur Ilmenia - Demuestra que eres digno de mí -

Telepatía (seleccionar interior del cuadro con el ratón para ver)

A lo mejor tengo un problema con el ordenador, pero no veo ningún cuadro. Voy a probar a escribir yo algo...

Citación :

Probando la Telepatía...

Edito: Pues sí. Era un problema con el ordenador. Ya puedo leerlo. En un rato contesto y posteo en consecuancia.

Saludos!

Una voz autoritaria de mujer entra de golpe en la cabeza de Mynn.

Citación :

Se os requiere para una misión. Venid al palacio de Valhalla.

El Valhalla... Había oído historias acerca de ese palacio, pero creía que eran sólo leyendas.
Por otra parte, aquella voz era diferente a las que había sentido hasta ahora provinentes del Arpa. Aquella voz tenía la majestuosidad de una reina, o más aún, una Diosa...
Aún no se podía creer todo lo que le estaba pasando, pero sabía que ése era su Destino. Se acerca a la armadura, que ahora brillaba con más intensidad que nunca, iluminada con un aura blanca y helada.

Al tocarla, siente como una descarga terrible en el interior de su cuerpo y como una explosión dentro de él. Se siente poderoso, invencible... El arpa se desmonta ante sus ojos y comienza a colocarse por piezas encima de sus miembros. Era increible, encajaba a la perfección, como si siempre le hubiese pertenecido.

Al final de la transfomación todo su cuerpo estaba cubierto por una armadura roja y una pequeña lira estaba situada en su mano derecha.

Citación :

Al fin estamos juntos, Caballero Eta de Lira, Protector de Asgard

Sintió que le decía la Armadura en forma de melodía.

Su interior le ardía y apreto el puño. Una tremenda energía se acumuló allí, rozó las cuerdas y una terrible nota destruyó uno de los pilares. El poder de su cosmos.
De alguna manera su memoria despertaba a causa del contacto con esa armadura. Sabía cómo utilizarla, sólo tenía que recordar cómo hacerlo. Volvía a estar completo. Era una nueva persona. El Caballero de la Lyra había despertado.


Saliendo de su ensueño recuerda la voz femenina que le había hablado antes en su cabeza.

- Debo ir al palacio -

Sale corriendo en dirección al norte. Sin saber cómo, sabe dónde debe ir. Ahora venía su prueba...

- Demostraré que soy digno de ser llamado Caballero de Asgard!


PD: Tengo que hacer un poco de trabajo, jeje. Me voy escapando a ratos. En cuanto acabe, narraré el viaje hacia el palacio.

Paz… Oscuridad…

Mynn no existe y existe al mismo tiempo, es una entidad sin ataduras. Sólo consciencia y sentimiento…

El viaje hacia el descanso final de su alma, es pronto interrumpido… Siente de nuevo la realidad, se aleja de la percepción de la verdad del mundo y las fuerzas que lo mueven. Como un árbol al que arrancan de raíz, se ve forzado dolorosamente a recordar quién es.

- Mynn.. Soy Mynn de Benetnasch…

Al pronunciar estas palabras, la oscuridad se desvanece y el camino hacia el Valhalla se cierra.

- ¿Estoy muerto? ¿Por qué no he podido ascender al "Árbol de la Vida"?

Entonces recuerda… Recuerda su lucha con Arhaël y el odio y deseos de muerte que lo poseyeron cuando intentó matar a Atenea. Quizá había sido castigado por ese pecado y ahora debería errar eternamente en el limbo de las ánimas en pena…

Poco a poco y al ir recobrando los recuerdos, su espíritu comienza a hacerse más definido, recordando la forma de cuerpo joven que tuvo en vida. Empieza a percibir el espacio a través de sus ojos, aunque no los tuviera en realidad y de algún modo sabe, que no es un alma en pena.

El limbo estaba lleno de espíritus, pero volaban desordenados y se encontraban vagando perdidos de un lado a otro. Demasiadas almas… Mucha gente estaba muriendo antes de su hora.

- Los espectros y ...Hades...

Su odio crece al pensar en esos seres y justo cuando empieza a sentir dicha emoción una voz dulce parece llamarlo. Reconoce esa voz…

- ¿Ma.. madre?- nota un pinchazo en su corazón.

- Ven a mí, hijo mío… únete a mí en la oscuridad.

¿Unirse a ella? ¿Unirse a ella en la oscuridad?

- Tú no eres mi madre... - dice con dolor...

De repente una escalofriante risa retumba en su interior.

- Mynn, hijo... Tú perteneces al reino del infierno… Tu alma es nuestra, no te resistas más.

Los remordimientos le atormentan de nuevo. Delante de él aparecen los cuerpos de los dos mil guerreros que asesinó en su ascenso hacia el santuario de Atenea.
Le rodean. Sus ojos son cuencas vacías y sus bocas están abiertas en un grito eterno.

- Perdonadme…- les dice con un susurro.

Los gemidos de los espectros le torturan y se nota caer. Va descendiendo hacia el fondo de la negrura, hasta que siente algo parecido a un suelo.

Delante de él hay una presencia imponente.

Soy el ser que te ha de juzgar... - su voz resuena en todo el lugar -
Mynn de Benetnasch. Por tus crímenes y tu maligno interior serás enviado al último infierno, a servir a nuestro señor Hades.

- N…No..- tiembla. - Yo no soy malvado.- Por su mente pasa el placer que sintió durante la tortura de Atenea y los ataques a Arhaël.- ¡Hades me obligó a hacerlo!

Aquel ser lo miraba implacable.

- No. El dios Hades no te obligo a hacer nada. La muerte de los soldados fue decisión tuya y lo que sucedió a continuación sólo pudo acontecer porque ese mal ya estaba en tu interior. Nuestro señor no puede cambiar la naturaleza de un alma, simplemente puede sacar su parte más secreta a la superfície.

Mynn cae de rodillas y entonces se da cuenta de que vuelve a tener cuerpo. Está desnudo y no le queda ningún rastro de las numerosas heridas que recibió.

- No… no es cierto. ¡Yo no deseo servir a Hades!

- Esa elección ya la tomaste. Ahora debes cumplir tu sentencia. ¡SENTENCIA! ¡SENTENCIA! ¡SENTENCIA! - la palabra vuelve a resonar por todo el lugar y unos tentáculos surgen del suelo para apresar el cuerpo de Mynn.

Éste no se mueve, aterrorizado y aprieta los puños en el suelo.
Entonces nota algo en su puño. Un resplandor dorado…

Abre su mano y observa unos discos de oro resplandecientes, pero ¿Cómo había traspasado algo material a ese mundo?
Entonces recordó.
En su combate contra Leo en Moscú, parte de las energías cósmicas que se desataron, mezcladas con la fuerza de sus sentimientos se hicieron sólidas. Ellos no eran conscientes, pero dicha energía sólida era de un material propio del tejido de la existencia.

Nota el calor y la fuerza del cosmos de Arhaël en esas esferas y entiende que con una de ellas se podría pagar al barquero para que lo llevase al otro lado del río de los muertos. Sin embargo él tenía tres…

- ¡NO!- grita alzando los doblones.

Los tentáculos se retiran y el juez se pone terriblemente serio.

- Mi destino aún no está decidido. He cometido actos atroces, sí y pagaré por ellos en su momento- baja la vista para a continuación mirarlo desafiante.- Pero al igual que existe el mal en mí, también existe el bien.

Le enseña las monedas.

- Esto es una muestra de amistad, honor y valor… Tres virtudes, tres razones para no hundirme en la negra servidumbre de vuestro dios.
Aunque no conozca este mundo, conozco las leyendas. Por el pago de una moneda, puedo cruzar el río… Por el pago de tres, puedo tener una nueva oportunidad en mi mundo.

Ahora lo veía todo claro.

- Ese era el verdadero objeto de éste falso juicio. Que yo aceptara mis culpas y volviese a caer en vuestras redes. - le espeta

Ahora el juez presentaba una cara deformada por el odio.

- ¡¡¡TE ORDENO QUE ME DEJES REGRESAR!!! - le grita arrojándole las monedas.

El espectro desaparece al contacto con las monedas y todo vuelve a oscurecerse. Nota una terrible corriente que lo arrastra lejos, muy lejos…

Un último mensaje le llega mientras es transportado:

- No cantes victoria Mynn… Tú ser será nuestro. El arpista del alma caerá, como ya lo hizo una vez y esta vez… ¡tocarás tu réquiem para nosotros por toda la eternidad!


Pasan unos minutos en los que no puede respirar. Unos momentos que parecen una eternidad… Sus pulmones van a estallar al no poder coger oxígeno. Pero entonces… LUZ

Una luz brillante que le ciega completamente y le insufla en su cuerpo el aliento vital.
Mynn respira y su cuerpo se revela haciéndole toser fuertemente. Sus ojos se le empiezan a acostumbrar a la luz de nuevo y siente frío bajo sus manos…
Al poder ver de nuevo, observa la cristalina nieve que cubre las columnas de su templo y que reposa bajo su cuerpo desnudo.

No puede reprimir el llanto y se lleva la nieve a la cara, que se funde con el contacto de su tibia piel.
Había vuelto a nacer.

Un brillo a su derecha le hace girarse. Su arpa…
No quedaba ningún rastro de su armadura escarlata, pero su esencia, allí continuaba.
La coge con reverencia y acaricia sus cuerdas, capaces de sacar la más hermosa o la más terrible de las notas.

- ¿El mal estaba dentro del corazón o el corazón estaba dentro del mal? - piensa al recordar las terribles sentencias del juez.

- ¡HADES! - grita al viento, levantándose - ¡Mynn de Benetnasch te combatirá hasta su último aliento en esta tierra!

Después vuelve a caer, al no haber recuperado sus piernas, toda su fuerza.

- Y si eso me condena… que así sea…

Anótate 1 px. Es una orden.

Tienes un pm.

Una vez en su templo de cristal, se dirige rápidamente hacia el altar de la Lyra. Allí, reposan los restos destrozados de su apreciada armadura. Cuando se acerca, los pedazos brillan de nuevo, anhelando el contacto con su dueño.

Mynn se acerca y coloca las esferas de oro encima del montón de restos. Los discos brillan al sol en un destello dorado y los pedazos de la armadura comienzan a brillar más fuertemente, en sintonía con los doblones.

- De alguna manera, las armaduras cósmicas están en harmonía con el tejido del universo, es por ello que necesitarán para regenerarse la misma energía que utilicé para volver del mundo de los muertos.

Se sienta en el suelo y comienza a tocar una canción. Las notas resuenan más y más fuerte y mientras el sonido va subiendo de intensidad, los destellos de la armadura y los doblones van aumentando, llegando a cegar al caballero, el cual debe cerrar los ojos.

- Mu, por favor, repara mi armadura para poder enfrentarme a Hades y sus ejércitos. Acepta estos doblones y mi eterno agradecimiento como pago.

Una onda expansiva silenciosa agita los cabellos de Mynn. Cuando abre los ojos, la armadura había desaparecido, así como los doblones.

Se queda en silencio, con su lira como única compañía.

- Odín… No quiero estar libre de peligros, solo quiero valor para afrontarlos. Dame fuerzas…

Mynn está mirando el cielo, esperando su preciada armadura.
De repente, en el cielo aparece un resplandor rojo y la silueta de la Lyra vuela hacia él, para acabar posándose a sus pies.
Él la acaricia suavemente, con anhelo. Apenas unos días sin ella y se había sentido como despojado de su propia piel. Era bien cierto que armadura y caballero eran un único ser.

- Ahora, amiga, debemos cumplir nuestra misión.

El arpa se despedaza y comienza a colocarse, pieza a pieza, sobre las diferentes partes del cuerpo del guerrero.

Cuando la transformación ha acabado, aprieta el puño para comprobar su movilidad y se dirige corriendo hacia la salida de Asgard.

- Ha llegado el momento…Debo apresurarme en llegar a Moscú.