Ah, hogar dulce infierno...
Por fin estoy llegando a la puerta de la balanza, donde juszgar es mi trabajo y donde los pecadores quedan eternamente atrapados.
Saludo a mi querido y gigante perro de tres cabezas Cancerbero, que docilmente lame mis manos con sus tres lenguas.
El olor a muertos de su aliento es horripilante para cualquier mortal, menos para mi, es el olor de la venganza.
El señor Hades estará muy complacido de mi trabajo aqui.
Es momento...
Pecador... Pecador... Pecador...