->Viaje

Aquí los post de llegada o viaje.

La armadura que tiene ante sí era exactamente igual a la que ha dejado tras el espejo, salvo que ésta era totalmente plateada y la otra era de color esmeralda oscuro.

- ¿Eres la misma armadura?

Citación :

Somos dos armaduras a la vez que somos una. Dos cosmos con un único destino.

Iba a realizar otra pregunta, pero nota de nuevo una voz en su cabeza.

Citación :

No preguntes más. Eres bienvenido Caballero Eta de Asgard. La Lyra puede pasar.

Dicho eso la armadura desaparece ante sus ojos, dejándole libre el paso a través de la garganta.

Comienza a correr de nuevo escaleras arriba. Pronto, las escaleras dejan paso a caminos escarpados, que a medida que asciende se convierten en heladas sendas resbaladizas. Con cuidado de no caerse consigue ascender hasta la cumbre.

Delante suyo se encuentra un enorme muro con una gigantesca puerta. Las puertas del Palacio del Valhalla.

Al abrir la puerta de salida del palacio, el viento helado le azota en la cara. Una lágrima le resbala del rostro debido al cambio de temperatura.

Entonces intentó concentrarse. Notó el Cosmos de la Lyra en él. El calor le embargó y una dulce melodía recorrió su ser.

Citación :

Immma ter aleost'em

La armadura le protegería de las inclemencias del tiempo. Acarició su hombrera a modo de agradecimiento y corrió garganta abajo.

Cuando llegó al espejo, la armadura plateada de dientes de sable no estaba. Miró a través de la superfície translúcida del espejo y allí estaba, detrás, esperándole.

- Que raro... Pensé que esa armadura estaba asignada en éste lado...

Se gira de espaldas y retrocede hasta que siente que ha pasado el espejo.
Cuando se da la vuelta, no es la armadura plateada, es la armadura verde...

- Dos seres en uno... Dos cosmos con un mismo destino...-

Sonríe para sus adentros y continúa.

Al cruzar el espejo, tampoco se encuentra la nueva armadura. Mynn no esperaba otra cosa, ya que una era la otra y eran una y las dos al mismo tiempo.

El guardián había despertado.

- ¿El guardián? ¿Los guardianes? - Ignoraba si sería uno o dos. ¿Era realmente una armadura o eran dos? Probablemente nunca lo sabría.

Sea como fuere, la fascinación por ese protector era grande y le agradaba sobremanera que estuviese en su bando.
Ya quedaba poco para llegar ante Hilda.

Corre escaleras arriba atravesando la profunda garganta.

Al llegar al final de la escalera se encuentra el espejo, pero no hay nadie esperándole.

- Quizás esté en el otro lado...-

Se gira y atraviesa el espejo.

- Fe ciega...- piensa - De alguna manera para atravesar el espejo hace falta fe. A lo mejor no será casualidad que sea precisamente el caballero dual el que me acompañe en este cometido.

A pesar de eso, involuntariamente sus manos no dejan de temblar.

Una vez ante las escaleras del desfiladero, cae en la cuenta de que el cosmos que estaba detectando de Syd estaba en dos lugares diferentes.

Le había costado distinguirlo, porque ambos sitios eran muy próximos, pero eran dos, estaba seguro.
Entonces, percibe que la armadura del puesto de guardia en el que se encontraba, no estaba allí. Su alter ego, su segunda mitad debía estar luchando a su lado.

Profundamente impresionado por el gran poder de su compañero, se atreve a acelerar el paso. Esta vez sí. No podía dejar que luchara sólo. Aunque no tuviese armadura, no permitiría que Mizar Zeta cargara con todo el peso de proteger lo que a ambos les corespondía.

Corre escaleras arriba hasta llegar a las puertas del Palacio de Valhalla…

Baja por las escaleras de la garganta que comunican en su base con las tundras que vigila Syd.
Su guardián no estaría. Estaba defendiendo su reino, luchando como un valiente, como él no había sabido hacer.

- Para colmo, no puedo abandonar el reino e ir a ayudarle... - dice apretando los dientes.

Por su cabeza le había pasado la idea de ir a ayudarle en su batalla, pero ¿Y si los espectros atacaban Asgard? Su vida estaba ligada a defender su tierra. No podía dejarla sin protección, aunque la resistencia que pudiera ofrecer fuese tan débil.

- Syd, lo conseguirá sólo. - dice en alto, más para convencerse a sí mismo que porque lo creyera firmemente.

Cuando llega al espejo, se ve reflejado antes de girarse sobre si mismo y atravesarlo. Una esperanza se ilumina en forma de sonrisa.

- Quizá no esté tan sólo. Su otro yo le protegerá... - Al menos él no está solo.

Llega a las escaleras del acantilado. Sube rápidamente los escarpados escalones tallados en la piedra natural, ansioso por hablar con Hilda.

- Quizá tampoco ahora quiere recibirme - piensa descorazonado Mynn.

El mero hecho de pensar en encontrarse con aquel pretoriano pretencioso le hacía hervir la sangre. Aún así, su deber era presentarse ante Hilda y pedirle permiso para ir a Moscú a investigar.

- Las puertas del Palacio… Ya he llegado.- dice mientras sube el último tramo de la escalera y se encuentra ante la imponente fachada del edificio. El santuario del reino de los hielos…

Cuando llega a las escaleras del acantilado, las nubes negras le parecen menos densas.

- Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. - piensa con una triste sonrisa.

Mientras desciende por la escalera, le parece notar el cosmos de Syd entrando en el reino de Asgard.
Eso le llena de dicha, pues deseaba verlo, ya que quizá no tendría oportunidad si fracasaba en su misión.

Corre saltando los escalones de diez en diez hasta que llega al espejo. Se gira y se introduce en el santuario de su amigo.