->Viaje

Aquí los post de llegada o viaje.

Al rato de atravesar el bosque, se encuentra con las colinas que circunvalan su templo. Nota como la paz le invade. Es como si regresara a su hogar...

Por fin podía llamar a algún sitio hogar. AL pensar en esa idea, no puede evitar recordar tristemente a su família, arrebatada de manera tan brutal.

- Debo pasar página. Éste es mi verdadero destino.

Atraviesa las columnas de cristal y hielo. Se concede respirar profundamente y no correr al atravesar su santuario.

Las notas flotan en el aire y le reconfortan. Era el guardián del Templo de Cristal.

- Ahora debo irme, pero no permitiré que nadie atraviese o mancille este lugar.

Ataviesa las otras columnas que flanquean el otro extremo de su templo y continúa bajando.

Cuando flanquea las columnas de cristal y hielo eternos respira profundamente. La luz y los detellos sonoros arrancados en los capiteles y esculturas es reconfortante como un abrazo de una madre.

Lamentando no poder detenerse en ese sagrado lugar, simplemente se arrodilla unos instantes ante el altar de la Lyra y siente cómo el cosmos de su constelación le acoge.

Se levanta lentamente y camina hacia la salida. No quiere correr en el interior de las ruinas. En cuanto sale de allí se fuerza a acelerarse de nuevo.
Sus piernas están cansadas... El combate con Arhaël de Leo lo ha dejado más exhausto de lo que suponía y aún no ha tenido ni un momento para descansar.

Continúa. Piensa en el plateado cabello de su reina y eso le da más fuerzas para continuar.

El rubio caballero permanece en silencio y de rodillas durante varios minutos. Siente cómo poco a poco sus miembros comienzan a acostumbrarse de nuevo a la vida.
Aprieta y destensa el puño varias veces para comprobar su fuerza y se atreve a entonar una canción con su arpa, para ver si era capaz de volver a tocar. Ambas cosas con un resultado satisfactorio.

Se pone en pie y se dirige a su altar. En él, reposan los restos rojizos de su armadura que brillan al Sol como si de unas brasas se tratasen. Era imposible que pudiera ponérsela.

- Ignoro cómo ha llegado de nuevo hasta aquí, aunque supongo que está atada a este templo. Debo arreglarla…

Por su cabeza pasa la idea de las esferas de oro que le habían ayudado a volver y que se generaban en algunos momentos de gran energía y cosmos.

- Seguramente, con ese material se podría volver a reconstruir - piensa. - Pero no sé cómo… Un momento… Hay una leyenda que cuenta que los Mulian, pueden arreglarlas con ayuda del propio cosmos de los guerreros…

Pasea de un lado a otro su desnudo cuerpo mientras piensa en esa posibilidad.

- Mu, de Aries, era de esa raza… - su repentina animosidad, pronto se desvanece - Pero no creo que tenga suficiente con la única esfera dorada que me queda. Además, eso significaría volver al santuario y lo que con ello acarrearía…

Sacude la cabeza. Esa posibilidad de momento era impensable. Un escalofrío recorre su cuerpo. Hacía mucho frío y él seguía con su propia piel como único abrigo.

Desanimado, busca uno de los mantos que cubre alguna de las columnas de hielo, a modo de estandartes y tapices y lo arranca.
Con un revuelo, se envuelve en su tibio calor y se lo anuda al hombro a modo de túnica.
Deseaba ir a ver a Hilda y no era cuestión de presentarse ante ella con sus vergüenzas al aire. La idea debería hacerle sonreír, pero no había motivos para la risa en estos tiempos.

- Hilda… - Recuerda su voz poderosa torturándole ante su insolencia de cuestionarla.

Quizá estaba poseída como él lo estuvo, o quizá deseaba salvar a Atenea de la invasión de los espectros. No podía estar seguro, pero lo que sí era seguro, era que debía enfrentarse a sus miedos y presentarse ante ella.

- Una vez allí, que Odín me dé fuerzas para hacer lo que deba. Espero que nuestra reina esté bien y me diga qué debemos hacer ante la invasión de los espectros.

Comienza a andar hacia el bosque de los espíritus.

¿Y si la Valkiria había sucumbido a los influjos de Hades?

Unas nubes negras portadoras de tormenta cubrían el cielo. Sus sombras se proyectaban sobre todo el reino de Asgard. No presagiaban nada bueno y su oscuridad contagió el ánimo del caballero escarlata.

El caballero de Lyra se siente fortalecido cuando flanquea las columnas de su templo. El ambiente allí brilla como en un sueño onírico. Los destellos en las estátuas despiden música imperceptible y algunos pendones blancos y escarlatas ondean al viento.

Se acerca al altar de su armadura. Todavía sigue allí, destruida, sin embargo parece que brilla más cuando se acerca su dueño.
Coge un pedazo de la armadura y la observa al Sól. Después suspira y se coloca en posición de loto en el suelo.
Con la lira en su regazo comienza a tocar. Se deja mecer por las notas, disfrutando de un pequeño momento de paz y tranquilidad.

Después, intenta enviar las notas hacia el santuario en un intento de saber cómo va todo. Pinza las cuerdas con fuera, proyectando su cosmos en ellas.
Esperaba que la melodía llegara al santuario y rebotara trayéndole el eco de los cosmos que allí se encontraban. De esa manera esperaba saber un poco las batallas y hacia donde se estaba inclinando la balanza.

- Syd, Arhael... Decidme que estáis bien... - Hace un especial interés en intentar localizar los cosmos de sus amigos.



OFF-ROL: Esto es un invento, director. No sé si puedo intentar localizar cosmos y saber cómo va todo, o aproximado. Simplemente era por adornar un poquillo... De todas maneras si no se puede, con decir que el eco sólo me trae viento, listos, jeje

De momento lo dejo aquí que me voy de fin de semana. Ya veré el Lunes que ha pasado por aquí. Miedo me da con tanto espectro y bichos por aquí. SALUDOS!!!

El aire frío azota el cabello rubio de Mynn mientras el eco de sus notas portan las energías del Santuario.

Después de un tiempo de choques, explosiones y disminuciones de cosmos, consigue percibir el aura de Syd de Myzar Zeta. El guerrero divino había aumentado su fuerza en gran mesura y por lo que conseguía sentir, había resultado victorioso. O al menos vivo, de eso estaba seguro.
Se alegra de la noticia y piensa en prepararse para ir a recibir a su hermano de lucha, darle la enhorabuena y poderle enseñar que estaba de nuevo entre los vivos.

También localiza el aura de Arhaël, aunque la encuentra cambiada. Sigue teniendo el trasfondo de fuerza y nobleza que siempre, pero la encuentra potenciada. Supone y espera que será para bien.

Esboza una sonrisa al saber que ambos están a salvo, pero la sonrisa desaparece muy pronto. Algo no marchaba bien en su interior.
El fuego de su cosmos se estaba debilitando… Muy débilmente, de manera apenas perceptible, pero la energía cósmica que provenía directamente del espíritu de la ciudad de Moscú estaba siendo desviada.

Mynn se levanta de golpe. Piensa en las gentes que murieron allí hace poco y su primera batalla contra el caballero de oro.
El santuario aún estaba batallando, o al menos eso sentía, por lo que no creía que fuesen ellos.
Debía ser el desgraciado que hizo aquella primera masacre y que había vuelto.

- Maldita sea…- piensa mientras mira tristemente hacia el montón de pedazos que era ahora su armadura - Debo avisar a Hilda. Aunque hayamos apostado caballeros defensores, no podrán hacer nada si un caballero del zodíaco se enfrenta a ellos. Espero que me puedan proporcionar el suficiente tiempo para llegar hasta allí.

Gira y se dirige corriendo hacia el palacio del Valhalla.